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Meredith Whittaker, presidenta de Signal: “En tecnología es muy fácil que el marketing sustituya a la sustancia. Eso es lo que pasa con Telegram” | Tecnología

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Signal es una aplicación de mensajería que suele salir en titulares porque lo usan los poderosos. Este año tuvo en marzo su momento de gloria con el Signalgate, cuando un equipo de alto nivel de la Defensa de EE UU discutió un ataque a Yemen en la app y metieron sin querer en el grupo a un periodista. En España alcanzó cierta fama en junio cuando, en conversaciones grabadas por la Guardia Civil, el ex secretario de Organización del PSOE Santos Cerdán recomendaba al asesor Koldo García que usaran Signal para sus conversaciones. Cerdán lo usaba ya con miembros de Bildu. “Es una gilipollez”, le respondió Koldo, a quien ya le iba bien WhatsApp.Para Meredith Whittaker, presidenta del consejo de Signal, la diferencia entre Signal y WhatsApp no es ninguna gilipollez: “Es la diferencia entre tener un 10% de oro mezclado con un 90% de latón o tener oro puro al 100%”, explica por videoconferencia a EL PAÍS, en la primera conversación con un medio en español desde que asumió su cargo en 2022, tras pasar por Google, donde en 2018 organizó una protesta de empleados en contra de la postura de Google en ética de IA, armamento y acoso a empleadas. “[En WhatsApp] puedes decir que hay oro en la mezcla, pero Signal es el estándar de oro. Nuestra única prioridad es la privacidad. Hacemos una sola cosa, y la hacemos muy bien: ofrecer la mayor plataforma de comunicación realmente privada del mundo”, dice Whittaker.¿Y si eso implica salir en titulares vinculados a gente que quiere evadir la justicia? “Es una noticia sobre ellos, no sobre nosotros”, dice Whittaker. ”Es como decir: vamos a pasar contrabando por la frontera, usemos la carretera. Confundir la infraestructura con la gente que la usa es la manera en que gente malintencionada convierte la privacidad en la excusa de malas acciones, en lugar de ir a las causas de fondo. Es culpar a la carretera de lo que hace un coche, en vez de mirar quién conduce”, añade. Las polémicas públicas de Meta u otras compañías son uno de los grandes combustibles de Signal. Signal es una app de código abierto, cifrada, sin ánimo de lucro y que no conserva información no necesaria sobre sus usuarios. Esa falta de información de los usuarios hace imposible que pueda responder a peticiones de gobiernos y policías: “No sabemos quién está en tu lista de contactos. No sabemos a quién escribes. No sabemos quién está en tus grupos. No sabemos qué foto de perfil tienes. Aunque me pongan una pistola en la sien no puedo responder”, afirma Whittaker.Uno de los fundadores y miembro del consejo de la compañía es Brian Acton, creador de WhatsApp. Whittaker, que colabora en la dirección de la compañía aunque no desde el cargo de CEO o presidente ejecutivo, tiene ahora como rol tratar de hacer crecer esta tecnología “tan cool” que es Signal: “Lo mejor de mi trabajo es que puedo hablar con claridad moral. No tengo que envolver los imperativos corporativos en papel bonito y esperar que nadie note que en realidad servimos a los accionistas y no a sus usuarios”.Whittaker habla con una naturalidad y cercanía impensables en otros ejecutivos de Silicon Valley, pero su labor es también más difícil. Fundada en 2014, las cifras globales de Signal están muy por detrás de WhatsApp y Telegram, sus máximos competidores. En España y en el mundo hispano, excepto picos puntuales, Signal no ha estado entre las 200 apps más descargadas en el último mes según datos de Sensor Tower. Aunque Whittaker es optimista: “Vemos un crecimiento constante en España y en países de Latinoamérica, pero no tenemos datos concretos. Esto va en línea con las tendencias de este año, donde el crecimiento más fuerte se está dando sobre todo en países europeos”. El país del mundo donde Signal es la app de mensajería por excelencia es Países Bajos, donde está en el top 10 de las más descargadas. De Europa, su región principal, en Alemania y Suiza también está muy arriba, pero en el resto de países le queda mucho tramo. 1. El problema de los efectos de redUna aplicación de mensajería necesita de dos personas para funcionar. Por mucha gente sensible a la privacidad que haya, si otros no descargan Signal no hay manera de comunicarse. Whittaker es perfectamente consciente de este reto enorme para Signal, llamado efectos de red: cuanta más gente hay en tu red más gente acabará llegando y más difícil será abandonarla. “Este es el desafío principal, porque al final la comunicación no es tecnología. No elegimos nuestra tecnología de comunicación por ser puristas. La elegimos porque queremos hablar con nuestros amigos. Es parte de tener una vida completa, social y plena. Los efectos de red son poderosos como fenómeno social, no como modalidad técnica. Incluso el criptógrafo más comprometido no puede usar Signal si sus amigos no la usan”, explica Whittaker. “Realmente entiendo a la gente que no quiere otra app en su teléfono”, añade.Pero hay gente que cambia. “Normalmente sucede en grupos, como tu equipo de fútbol o un chat de trabajo que quieres tener fuera del sistema corporativo”, dice Whittaker. “Hay cada vez más ejemplos que llevan a la gente a hacer una pausa y decir: ‘¿Sabes qué? No quiero esto en WhatsApp. No quiero esta información en los servidores de Meta. No quiero que esto quede archivado en la instancia corporativa de Microsoft Teams de mi empresa. Estamos pasando por una fusión y quizá se use contra mí’. Y entonces cambian a Signal”.2. Por qué WhatsApp y Telegram son otra cosaWhittaker habla con naturalidad de los defectos de privacidad que tienen WhatsApp y Telegram. WhatsApp, que usa la tecnología de Signal, no duda en comprometer la seguridad de sus usuarios a cambio de más funciones, como un chatbot o anuncios. “WhatsApp es diferente de Signal. Usan nuestra tecnología porque es la mejor, pero solo encriptan el contenido de los mensajes con nuestro cifrado. Luego recogen una gran cantidad de metadatos íntimos: tu lista de contactos, foto de perfil, con quién hablas. Por ejemplo, si fueras mi oncólogo, tendrían un registro de que tú y yo empezamos a hablar en cierto momento, la frecuencia de nuestras conversaciones, con quién más hablamos. Todo eso formaría un cuadro muy íntimo que, si quisieras negarme un trabajo por riesgos de salud, sería un indicador bastante claro”, explica.El problema de Telegram sería distinto, aunque sus funciones van mucho más allá de una app de mensajería. Telegram es más parecido a una red social, pero tiene esta leyenda del cifrado que se cumple solo en partes muy concretas de su servicio: “El problema con las afirmaciones técnicas es que no hay tanta gente capaz de validarlas. Y por todo el bombo y los mitos que se crean en tecnología, es demasiado fácil que el marketing sustituya a la sustancia. Y eso es exactamente lo que ha pasado con Telegram. Tienen una historia de origen atractiva, aunque un poco dudosa, y hacen afirmaciones no respaldadas por hechos técnicos. Mucha gente las toma como verdad porque asume que dicen la verdad. Y me irrita mucho, porque hay gente que muere. Usan Telegram, asumen que es privada, que protege sus derechos, y hemos escuchado directamente de personas cuyos chats de grupo fueron interceptados, que fueron blanco de regímenes autoritarios. Todo porque la empresa estaba dispuesta a decir en su marketing cosas que no eran ciertas sobre su producto”, dice Whittaker. 3. Gobiernos contra la privacidadEl derecho fundamental a la privacidad requiere de una lucha constante contra “corporaciones poderosas cuyo modelo económico, cuyo ADN, está construido sobre recoger y monetizar datos: el modelo de negocio de la vigilancia”, dice Whittaker. “A eso se suman gobiernos que no pueden resistirse a una especie de pensamiento mágico que les hace creer que deberían debilitar el cifrado para espiar a los ‘malos’, de una forma que al final destruiría la privacidad de todos. Y esa es una batalla muy grande para una organización pequeña como la nuestra”, añade.4. Signal solo se irá si tiene que irseLa Unión Europea tiene que decidir en las próximas semanas si obliga a algunas aplicaciones a debilitar el cifrado y escanear todos los mensajes para detectar pornografía infantil, en una iniciativa llamada Chat Control. Signal ya ha anunciado que no hará ningún retoque en su app. La pregunta es si, forzada a hacerlo, optaría por abandonar un país o región. “Nos tomamos nuestra responsabilidad con las personas que dependen de nosotros muy en serio. No es una amenaza que hacemos a la ligera. Por el momento confiamos en que Chat Control no avance hasta ser aprobada, pero nos preocupa”, dice Whittaker.La preocupación se basa sobre todo en la falta de conocimiento de la capacidad real de la tecnología: “Nos preocupa que una mezcla de fuerzas iliberales combinadas con un profundo malentendido de la tecnología y con el bombo irresponsable de la IA que convence a la gente de que la IA es una varita mágica que puede hacer de todo puedan conspirar para que se apruebe un proyecto así”.¿Y qué harían si se aprobara? “Continuaríamos operando mientras pudiéramos. Igual que en Irán, o como hemos respondido cuando nos bloquearon en Rusia, trabajando con nuestra comunidad para montar proxies, de modo que las personas en estos lugares puedan acceder a Signal”. Aún así, si se hace un agujero en la red de seguridad, eso tiene consecuencias para todos los usuarios. “Por ejemplo, si el Gobierno español nos obligara a elegir entre debilitar el cifrado de una forma que contaminara Signal y lo hiciera peligroso para todos, o abandonar el mercado. Eso significaría que cualquiera en el mundo que tenga un contacto en España con quien necesita hablar, ya no podría comunicarse. Sin embargo, si la elección fuera entre debilitar el cifrado, comprometer nuestras promesas de privacidad de manera que dañara a cualquiera que use Signal, o abandonar un mercado, abandonaríamos un mercado en un abrir y cerrar de ojos”, explica.5. Unos ingresos extraSignal vive de donaciones de usuarios pequeños y multimillonarios. Es como la Wikipedia de los mensajes. Pero ahora están probando con alguna función extra, como la opción de guardar mensajes, fotos y vídeos cifrados en la nube. Hasta ahora todo ocurría en el dispositivo. “Es la primera vez que lo probamos. No es un modelo de negocio llamativo, es solo una forma más de pensar en cómo cubrir los costes muy altos de mantener una plataforma de comunicación a gran escala y en tiempo real”, dice Whittaker. 6. Los problemas con la IASignal no añadirá un chatbot de IA como Meta: “WhatsApp no necesita un agente de IA. Es un rollo. Pero Mark [Zuckerberg] dijo que necesitas un agente, así que tiene que haber un agente ahí sí o sí“. Y los agentes de IA, que hacen acciones por el usuario, pueden ser una amenaza para la privacidad, dice Whittaker: ”Nosotros no trabajamos en construir un agente de IA. Estamos trabajando en proteger Signal de la invasión de agentes de IA que amenazan con fastidiar la privacidad y que se están implementando de maneras irresponsables, como ya ocurrió con Microsoft Recall“.


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