¿Cómo ha podido llegar a cumplir 60 años Charlie Sheen? ¿Cómo ha sobrevivido a décadas de cocaína, primero esnifada y luego ya consumida como crack, a fiestas sin fin con alcohol y colegas? ¿Y a su desaforamiento sexual? ¿Tanto dinero ganó como para poder pagar todos los chantajes de prostitutos, a uno de los cuales le soltó hasta 1,4 millones de dólares? Netflix y un libro de memorias tienen la respuesta de boca del mismo Sheen, que protagoniza en la plataforma la serie documental aka Charlie Sheen, que se estrena este miércoles 10 de septiembre en formato de dos capítulos de hora y media de duración cada uno. El libro, que ha redactado él mismo sin necesidad de otro escritor a la sombra, es más reflexivo, a tenor de las diversas prepublicaciones en EE UU; sin embargo, el audiovisual es imbatible gracias a la cantidad de material que el actor ha acumulado por su trabajo y sus años de locuras, y porque ante la cámara desfilan sus amigos, sus compañeros de trabajo, su camello, sus colegas, dos de sus exesposas (Denise Richards parece la única cuerda en esta montaña rusa) e incluso Heidi Fleiss, la famosa madame de Hollywood, dueña del negocio más boyante de chicas de compañía a inicios de los noventa.Sean Penn asegura en el documental que la biología de su amigo es espectacular porque ha sobrevivido a una travesía de adicciones sin igual y porque los enganchados a la cocaína suelen sufrir un bajón sexual, “excepto Charlie”. No es el aludido el primero en aparecer en pantalla, sino Jon Cryer, coprotagonista de Dos hombres y medio, que señalándose su cabeza calva arranca: “Cuando empecé la serie, tenía pelo”.Más informaciónEl documental solo se puede ver de una manera: ojiplático y con la mandíbula desencajada. Porque Sheen, que lleva ocho años sobrio (no es la primera vez, bueno, ni la segunda, ni la tercera, que logra pasar mucho tiempo alejado de la bebida y la cocaína), mira a la cámara y empieza a soltar su historia: no esconde nada, no regatea ninguna pregunta y recuerda todo. Y todo es todo. Solo un par de veces, por respeto a sus exesposas, recula y suelta: “No sé si lo contará ella, ni su versión”.Charlie Sheen saluda a sus fans tras su despido de ‘Dos hombres y medio’ en 2011.cordon pressEl retratado confiesa al inicio: “La gente no me conoce como persona, sino como un concepto, algo perteneciente a un tiempo y a un lugar”. Sí, Charlie Sheen ilustra en la mente de medio planeta la idea de farra salvaje. No en vano llegó a fumarse piedras de siete gramos de cocaína, gastarse centenares de miles de dólares en prostitutas y, en una anécdota que describe brillantemente, regatear su entrada a un centro de desintoxicación durante 24 horas porque había quedado con Nicolas Cage (que no queda en buen lugar) y su cuadrilla para participar como jueces en un concurso en Malibú de Miss Biquini. Sheen nació casi muerto, ahogado por su propio cordón umbilical. De ahí que su nombre real sea Carlos Irwin (por el médico que le salvó la vida) Estevez. Tercero de los hijos de una leyenda de la actuación, Martin Sheen, vástago a su vez de un emigrante gallego, Charlie creció entre los rodajes de su padre (sí, de niño fue a Filipinas a la filmación de Apocalypse Now, y allí ayudó a su padre a superar el infarto que casi acaba con él), y siguió los pasos de su hermano Emilio Estevez, que mantuvo el auténtico apellido familiar. Cuando acabó el instituto, pidió a sus padres que le dejaran ese verano libre para participar en castings a ver si tenía suerte.Inconscientemente, Charlie Sheen estaba preparado. Durante años había actuado en las filmaciones caseras en súper-8 que los hermanos Estevez rodaron en el jardín de su casa en Malibú (cuando aún no era una zona residencial de lujo) con otros amigos del barrio californiano, como los hermanos Sean y Chris Penn, o George Clooney. “Bebíamos, fumábamos maría y nos lo pasábamos bien”, recuerda Penn. Charlie Sheen, junto a Paris Hilton y su novia Scottine en una fiesta en Malibú.Comienza su carrera profesional: a Sheen le contratan para Grizzly 2: el concierto, una serie B (2,7 de nota en IMDb) de la peor calaña con… George Clooney y Laura Dern. En medio de ese rodaje le buscan para protagonizar Karate Kid, pero su padre le advierte: ha dado su palabra, no puede abandonar la peli. Este tren se le escapa. A cambio, su amiga Jennifer Grey le pide que haga un personaje en Todo en un día y se convierte en la sensación del momento… a la vez que es padre por primera vez.De ahí a Platoon (en el documental, acertadamente, se subrayan las similitudes de muchas películas de padre e hijo): las candidaturas al Oscar del filme de Oliver Stone le pillan rodando con el mismo director y con su padre Wall Street. ¿Qué podía salir mal? Sheen no echa balones fuera, asume todos sus actos, aunque en esa época se junta con Nicolas Cage, en aquel momento ya más desfasado que él. “Nos convertimos en el caos total, locomotoras descarriladas”, confiesa.Charlie y Martin Sheen, en una imagen de la serie ‘Dos hombres y medio’.Cordon PressEs agosto de 1990, y Martin Sheen logra que por primera vez entre en rehabilitación (en realidad, le convence una llamada telefónica de Clint Eastwood). En la clínica lee el guion de Hot Shots!, y así no hay manera: a la salida vuelve a las andadas porque le sobran el dinero y la fama. Por su enganche a acostarse con prostitutas conoce a otra figura de los noventa, Heidi Fleiss, la madame de Hollywood, la figura más trágica del documental, que le califica de “puto llorica de mierda” porque, presionado por la policía, que también le iba a acusar de proxenetismo, Sheen testificó contra Fleiss y ella fue a la cárcel. Por cierto, el actor cuenta que perdió la virginidad a los 15 años con una prostituta en Las Vegas que pagó con la tarjeta de su padre, ferviente católico. “Si me estás viendo, gracias, Candy”.A partir de 1995 llega la debacle. Sheen va enumerando historia tras historia: como que tuvieron que parar el rodaje de El dinero es lo primero porque su nariz le sangró 18 horas por la cocaína esnifada, o que va tan borracho a otra filmación que se queda dormido y para despertarse se mete un cubo de hielo por el ano (eso sí, nunca se olvida de sus frases). Se pasa al crack, sufre una sobredosis y hasta el mismísimo Slash, de Guns N’ Roses, le aconseja que se refrene.Charlie Sheen y su exesposa Denise Richards, el pasado jueves en el teatro Netflix en Los Ángeles, en el estreno del documental.Michael Buckner (Getty Images)En una de sus épocas de sobriedad, hacia 2003, se casa con Denise Richards, y comienza su trabajo en Dos hombres y medio, serie cómica de Chuck Lorre, uno de los reyes de la tele mundial. Lorre alaba su estilo: “Es como Dean Martin, que derramaba clase con naturalidad”. Cryer llega más lejos: “Es un ídolo de la decadencia, que en realidad esconde un mar de miedos”. Para Richards, “la presión del éxito saboteó nuestra relación familiar”. Se pasa a las pastillas, dejando atrás el crack, y esa nueva adicción le provoca ataques de ira irracionales. Se divorcia, se vuelve a casar. Sheen retorna tras nueve años al crack, con su tercera esposa, Brooke Mueller, que consume tanto como él. En pleno desvarío, quiere dejar la serie. Warner, que ya ha vendido a las cadenas de televisión dos temporadas más, le ofrece en 2009 lo que quiera. Así se convierte, con dos millones de dólares por episodio, en el actor mejor pagado de la historia de la pequeña pantalla. No finalizará esas dos temporadas: en 2011 le despiden, y Sheen alcanza el culmen de su fama, con hordas de gente disfrutando de su naufragio. Su expresión “¡Lo estoy petando!” o su afirmación de que por sus venas corría “sangre de tigre mezclada con ADN de Adonis” retumban por todo EE UU. La empresa Live Nation le ofrece una gira por teatros contando sus batallitas. Durante 100 días balbucea barbaridades de auditorio en auditorio, hasta que los amantes de los muñecos rotos se cansan.Netflix ha pedido que no se revelen algunas de las sorpresas que Sheen confiesa en los últimos 20 minutos. En 2015 contó que era seropositivo. ¿Cómo contrajo el VIH? ¿Se lo ha contagiado a alguien? El mismo actor ha reventado estos días el secreto en entrevistas previas: en los años del crack se acostó con hombres; más aún, pagó mucho dinero a prostitutos que le chantajeaban. “Ya está, ya me he liberado. Ahora, que salga a hablar el que quiera”. Eso sí, siempre lo hizo con condón, no ha pasado el virus a nadie.Coda final: dejó el alcohol, su última droga, hace ocho años por su hija Sam; su hijo Bob vive ahora con él. Ni Martin Sheen ni Emilio Estevez aparecen en el documental. En The New York Times confirman que vieron un primer montaje y decidieron no participar porque no aportarían nada nuevo. Charlie Sheen les adora a ambos, siente el amor recíproco. Y apunta: “Ya no discuto con mi padre”.
Charlie Sheen: la increíble supervivencia de un actor arrasado por las adicciones a las drogas, al sexo y a la autodestrucción | Gente
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